En Saba Birman, nuestra promesa no es la eternidad, sino la calidad de cada momento vivido.
En más de trece años de cría, solo hemos tenido un caso genético confirmado.
Lo que realmente protegemos no es solo el ADN, sino la vida misma: infecciones, inflamaciones, alergias, estrés y reacciones inmunológicas.
Como en la medicina humana, existen millones de posibles afecciones, pero solo unas pocas tienen vacuna.
La cría responsable no busca negar la mortalidad, sino reducir drásticamente los riesgos mediante una selección cuidadosa, supervisión veterinaria, nutrición de alta gama y un entorno de cariño y control.
No trabajamos contra la muerte, sino a favor de la vida.
Quien comprende esta verdad, se convierte en parte de nuestra familia: busca confianza y conexión, no falsas garantías.
En Saba Birman ofrecemos sinceridad, afecto y el más alto nivel de cuidado – no promesas vacías, sino lo mejor que el amor y el conocimiento pueden dar.